Entevista José Vila del Castillo
Representante Regional
Oficina regional para México y Centroamérica
Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas.

“Juventud y Adicciones” son dos conceptos, dos temas respecto de los cuales existe una amplia variedad de interpretaciones. Ambos son construcciones socioculturales cuyos significados no son analizados con profundidad y con ello enfrentar los problemas juveniles y de adicciones mediante una actuación mas idónea.

¿Qué representa ser joven de una colonia en Nezahualcoyotl? ¿Qué significa ser joven en un pueblo Oaxaqueño? ¿Qué implica ser una niña en Polanco o en Bosques? Es importante entender el concepto de la juventud y de las culturas juveniles en todos sus aspectos y expresión de identidades dependiendo de edades, genero, espacios ( p.e. dicotomía entre urbe y campo), clase social, etc.- Dentro de las distintas culturas juveniles cada persona confronta situaciones comparables de manera diferente.

Y ¿Qué son las Adicciones? ¿Son el mal en si mismo, o son mas bien consecuencia de otros males? Son consecuencia de situaciones y procesos sociales mas allá de los que se observa. No son fenómenos fuera de nuestra vida cotidiana, sino por el contrario, manifestaciones que tenemos que enfrentar, encarando aquellos problemas más profundos que nuestras comunidades, sociedades y culturas sufren y que son la raíz de aquellas.

Las culturas juveniles que adoptan el uso indebido y abuso de drogas como una de sus características de comportamiento son una forma común de intentar vivir y experimentar diversas situaciones vitales: la búsqueda del sentido de la vida, las aventuras breves para llenar nuestro vació, los mundos que van mas allá de la diversión rápida, los sentimientos intensos y cortos, la ansiedad de integrarse a un grupo de pares, la construcción de una identidad, el descubrimiento de los propios limites y los de los otros. Y todos ellos de forma individual, personal, compartida, quizás, mas, siempre, paradójicamente solitaria.

Muchos jóvenes no toman en cuenta las consecuencias futuras de sus decisiones, normalmente basadas en su capacidad de disfrutar experiencias de todo tipo hoy y aquí. ¿Por qué preocuparse de las posibles enfermedades que se pueden manifestar dentro de varios años e inclusive décadas a raíz del uso de sustancias? ¿Por qué pensar en un futuro que no es real para ellos, y que nada tienen que ver con las imágenes proyectadas del mismo que nos describen un mundo, inalcanzable para muchos, lleno de felicidad, productos lujosos, familias intactas, satisfacción y armonía?

Los costos sociales que implican las posibles consecuencias a las adicciones son altos, pero más altas son las consecuencias que producen modelos sociales mal enfocados en los miembros más jóvenes de nuestras sociedades: Estamos desperdiciando su creatividad e hipotecando su felicidad, su paz y sus vidas.

Por ello es necesario que acabemos con la hipocresía social que nos ampara: Nuestrajuventud esnuestra responsabilidad como adultos: Somos responsables de su formación en valores, de su aprendizaje en la toma de decisiones, de sus actitudes. Su responsabilidad como adultos adolescentes debe estar basada en todo un proceso de enseñanza que no debe recaer exclusivamente en el estado. La familia y la comunidad deben jugar un papel protagónico que, hasta la fecha, no ha sido asumido por la ciudadanía.

Nos hacen falta modelos que aborden de verdad la raíz de los problemas sociales que se manifiestan en familias desintegradas, violencia, materialismo, exclusión social, perdida de uproyecto de vida, en la incapacidad de manejar el estrés y los conflictos, el individualismo y el egoísmo. Nuestras vidas están cada vez más y mas llenas de compromisos, metas y necesidades, pero, al mismo tiempo, se nos aparecen más vacías en sentido y contenido. No reflexionamos lo suficiente sobre nuestras vidas, o no encontramos la razón para hacerlo: no es necesario.

Esta posibilidad depende de la sociedad en su conjunto. La sociedad y sus instituciones deben ofrecer alternativas a la juventud. De lo contrario, la juventud no tiene sentimientos de identidad social y es más fácil que elijan falsas salidas que aprendan ser las únicas.

En nuestra opinión, para este proyecto, con carácter de política publica, hay que involucrar a los jóvenes y sus entornos sociales para desarrollar modelos de vida no para sino por ellos basados en susidentidades y necesidades reales, que se caracterizan por su heterogeneidad y diversidad expresadas en un sin numero de culturas juveniles.

Este debe tener una perspectiva integral y útil para mejorar los modelos prevalecientes de prevención de las adicciones, que por lo regular se enfocan de una manera muy superficial y generarla a “los jóvenes”.

Y los jóvenes que ya consumen drogas no son “los que están perdidos”. Tenemos que escucharles, conocerles a profundidad, acercarnos a ellos a través de la empatía. ¡Son de nosotros! Sus enfermedades son las nuestras. Nosotros somos los co-dependientes. Y ellos son nuestro espejo, requieren de atención y de solidaridad cada uno en forma distinta.